Interfaz.

Windows Vista pone mayor énfasis en el estilo que en la sustancia, pues tiene características tales como marcos de ventana translúcidos Aero y el modo de cambio de pantalla Flip 3D, muy atractivos, pero poco prácticos. Muchos elementos, tales como la búsqueda en el escritorio, son muy parecidos a los del Mac OS X de Apple.

Así, Windows 7 emprende un acercamiento muy diferente al mismo tema, pues pone especial énfasis en la eficiencia diaria. Muchos de los cambios se dirigen específicamente a conseguir que el sistema operativo permita trabajar sin ningún tipo de distracciones. Algo de lo que ya ocurre con el OS X.

La barra de tareas de Windows ha experimentado uno de los mayores cambios en esta versión. Así, las familiares barras a las que estábamos acostumbrados, en las que se mostraba el nombre de las aplicaciones en marcha y un pequeño icono de las mismas han desaparecido. En su lugar se encuentran iconos más grandes, sin ninguna etiqueta que parecen versiones remodeladas de de la antigua barra de herramientas de Quick Launch que, de hecho, ha sido suplantada en Windows 7. La nueva barra de herramientas se parece bastante al Dock de OS X e incluye características similares tales como la capacidad de reubicar iconos arrastrándolos, sin embargo, es lo suficientemente distinta como para no parecer un clon de Dock.

En su caso, la barra de tareas de Windows Vista introducía previsualizaciones de las ventanas a tamaño reducido, que aparecían cuando pasabas el ratón sobre la aplicación en la propia barra. Son bastante útiles, pero sólo se puede ver una al tiempo. En Windows 7, sin embargo, las miniaturas de múltiples ventanas aparecen en la pantalla de manera simultánea en una banda horizontal parecida a una cinta. Al deslizarse sobre una de estas miniaturas, se obtiene una previsualización completa de la ventana y también se pueden cerrar estas ventanas directamente desde las miniaturas.


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