No todos los usuarios de las páginas web son iguales, es decir, que ven y escuchan de la misma manera que lo hacemos nosotros. Tampoco utilizamos el mismo navegador ni sistema operativo y quizá no tenemos el mismo tipo ni la misma velocidad para acceder a Internet. Por si no fuera suficiente, tampoco mueven el ratón de la misma manera que estamos acostumbrados a hacerlo. Ante tanta diversidad, la W3C, propone una serie de recomendaciones sobre la accesibilidad web.
Sobre diseño web, hay que adaptar el diseño (separar el contenido de la forma, crear documentos que puedan ser renderizados en cualquier dispositivo) y hacer que el contenido sea entendible y navegable. A partir de estos dos aspectos se desarrollan 14 recomendaciones que deberíamos de seguir. Hay algunos que son puramente lógicos, como añadir una descripción a las imágenes, indicar el lenguaje de la página web, o simplemente, cuando insertamos un contenido que no es accesible, añadir una alternativa accesible. Finalmente, hay que destacar que estas recomendaciones se distribuyen en tres prioridades diferentes, siendo la 1 la que “debe que satisfacer” y la 3 la que “podría satisfacer”.
Es necesario seguir estas recomendaciones ya que de esta manera podremos ampliar nuestro número de usuarios. Pero aún así, veo dos problemas:
- Obsesionarse con satisfacer las prioridades de nivel 3, puede hacer que el resto de usuarios tengan dificultades (si empiezo añadir scripts para hacer el contenido más accesible estaré utilizando más ancho de banda y, por lo tanto, dificultando a los demás usuarios).
- La imposibilidad de testear el producto con todo tipo de usuarios. Aunque utilice programas como el JAWS y que yo testee mi producto en los usuarios más potenciales de la página web, yo nunca podré hacer que todo el mundo la pruebe.
Finalmente mencionar que existen diversos servicios para validar la accesibilidad de nuestros documentos HTML. Disponemos de uno que está integrado en la misma WebDeveloperToolbar (extensión para Firefox).
He realizado una prueba con la página web de la ONCE (Organización Nacional de los Ciegos de España) y los resultados han sido sorprendentes: además de la gran cantidad de elementos que tienen que revisarse de forma manual (como por ejemplo los textos alternativos de las imágenes), se han olvidado de añadir los metadatas para añadir información semántica a la página web, hay un pequeño problema con un anchor y finalmente, se han olvidado de especificar el idioma de la página web, aspectos que, quizá validando la accesibilidad de la página web se podrían ir corrigiendo.